Explicaciones de una derrota
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Rafael Rodríguez
Quisiera partir esta columna pidiendo disculpas por abordar un tema en el cual no tengo ninguna autoridad diferente de la que tendría cualquier analista aficionado.
Me ha llamado la atención la discusión política entre los diferentes partidos de la Concertación en sus análisis de la derrota electoral en las pasadas elecciones presidenciales; muchas horas de reuniones, diversas hipótesis y variadas recriminaciones; sin embargo, en ninguna de las justificaciones se ha tocado una de las principales razones que a mi juicio explica el resultado de esa elección, que es que la gestión de recursos durante los gobiernos de la Concertación fue calificada con mala nota por la ciudadanía; dicho en términos económicos, que el retorno del gasto público fue menor que el que la ciudadanía esperaría por parte de la Administración y tal como ocurre en el mundo de las empresas, los accionistas, que en este caso son los ciudadanos, decidieron cambiar a la Administración de la misma.
Ejemplos de mala gestión de recursos en el sector público durante los gobiernos de la Concertación, desgraciadamente, son abundantes y se fueron acumulando en el tiempo y como ocurre en los fenómenos políticos, las imágenes se van construyendo de a poco y forman una muralla sólida, difícil de demoler.
Para mayor dificultad de la Concertación, el candidato Piñera, que ya era percibido como un administrador eficiente, en el presente como presidente ha consolidado esta imagen y puede exhibir grandes resultados, entre los que resalta en forma elocuente el rescate de los mineros pero también la disposición y la apertura para abordar los problemas tratando de hacerlo lo mejor posible, transmite ganas y convicción, hasta llegar a pasarse de revoluciones según sus críticos, aún cuando seguramente en sus análisis internos posiblemente el presidente y sus asesores juzgan que en la construcción de una ventaja política que concita apoyo mayoritario es preferible que sobre a que falte.
En general, en los análisis provenientes del mudo de las encuestas de apoyo y rechazo de la ciudadanía, se enumeran una serie de factores; sin embargo, no es común encontrar estudios que midan el peso relativo de estos factores. Si dos candidatos son inversamente percibidos en los dos únicos factores que importan a los votantes, va a ser elegido el que sea más fuerte en el factor más importante para los electores.
Puede que esto sea lo que le esté faltando a los análisis de la Concertación. El salto de varios puntos del presidente Piñera en el rescate de los mineros tiene que ver con ello. Construyó sobre una cualidad que se le atribuía y que para la gente es hoy muy relevante. El intento de desacreditar la eficiencia en la reconstrucción por parte de la hoy oposición es, por otra parte, un intento de golpear precisamente en esta ventaja al gobierno ¿consiente o inconscientemente?
Una cosa es golpear y desacreditar, otra muy diferente es construir una imagen; es posible que la Concertación tenga que buscar cómo hacerlo, pero para partir sería necesario de que se convenciera de que éste es el factor más importante hoy en Chile, tal como en la primera campaña presidencial de Clinton era la economía